viernes, 17 de agosto de 2012

SOBRE OKUPAS Y APAGAFUEGOS

 
Estamos en verano. Y como todos los veranos no hay día que no nos desayunemos con el anuncio de un nuevo incendio, aca o acuyá. A falta de otras noticias, pues bienvenidos los incendios, dirán los periodistas por lo bajini, casi siempre necesitados, en época estival, de noticias que llevarse al papel o a la pantalla.

Dicen los que saben de esto, que los incendios del verano se apagan durante el invierno. Es decir, evitando, durante el invierno, que llegado el verano se den en el monte las condiciones idóneas para que el fuego se propague sin control a la mas mínima chispa.

La dinámica del fuego es de tal naturaleza, que si se permite a un pequeño fuego seguir su natural evoluciòn, sin ponerle freno, pronto podremos ver un bosque o una ciudad entera, arrasados por las llamas. Especialmente si, alrededor del foco, se dan las condiciones mas favorables para que el fuego progrese. Y no digamos si, además, alguien se encarga de añadirle gasolina u otro acelerante de la combustión. De hecho, como es fácil constatar, la mayoría de los los fuegos empiezan por una simple cerilla , una vulgar colilla o un pequeño foco de ignición. Después,  la propia dinámica del fuego, el viento, y las demás condiciones ambientales , ayudados, en muchas ocasiones, por la propia estulticia humana, o por alguna mano criminal hacen el resto.

Con los delitos en general y con las okupaciones en particular, ocurre algo semejante a lo que sucede con el fuego; en cuanto tales fenómenos si no son atajados, a tiempo, de forma adecuada, van cobrando fuerza y pueden terminar destruyendo cualquier sociedad por una de sus bases principales: La seguridad.

Al igual que sucede con el fuego, es muy cierto que se hace necesario evitar que se produzcan las condiciones "ambientales" o socioecomicas, que favorezcan la apariciòn y propagacion de los delitos en general y de las okupaciones en particular . Pero no es menos cierto que una vez que tales fenómenos aparecen, si no son atajados a tiempo, se corre el peligro cierto de su extensión incontrolada . Y si además se echa gasolina al fuego, justificando dichos actos y dándoles cobertura o denigrando y poniendo toda clase de obstáculos a la acción de los cuerpos de seguridad o de los jueces , podemos terminar mas chamuscados que Roma en tiempos de Nerón.
 
Algo de esto es lo que parece estar ocurriendo con las okupaciones de inmuebles. Las primeras okupaciones protagonizadas en España por el denominado "Movimiento okupa" a finales de los años 70 y 80, fueron vistas por muchos con simpatía, en cuanto se limitaban a inmuebles deshabitados y en estado de abandono y se presentaban como una forma novedosa y juvenil de lucha contra la especulación inmobiliaria. No obstante, después de mas de 30 años y a pesar de la militancia okupa, la  especulación inmobiliaria ha seguido su curso; y sin embargo aquellos siguen imperturbables, erre que erre, con la misma cansina, y ya infumable, cantinela, que les ha servido para otros fines políticos que nada tienen ya que ver con aquel con que originariamente justificaron sus acciones . De tal forma, que quienes finalmente han terminado resultando mas perjudicados por especuladores y okupas, han sido, mayoritariamente los ciudadanos de a pié, humildes propietarios, que han tenido que sufrir en carne propia  el abuso de los unos y los otros.

Con este panorama,  tras la mecha encendida por este "Movimiento" impune, "el fuego" se ha ido extendiendo fuera del mismo mediante un sentimiento creciente del "todo vale", auspiciado por el conocido lema, "okupa tu también" , que ha terminado por desbordar y rebasar aquel originario Movimiento okupa; propagándose, como el fuego, gracias al "viento" que proporciona la impunidad de sus acciones y a la gasolina con que es alimentado, tanto por el citado Movimiento okupa y grupos afines como,  incluso por algunos Partidos o políticos del mismísimo arco parlamentario.
Hoy, aquel "fuego" ha desbordado su escenario natural : los inmuebles abandonados. Y hoy ya se extiende también, sin el menor rubor, a bloques enteros de pisos o chalets recien construidos ( 1 ), e incluso a urbanizaciones de lujo, así como en primeras o segundas residencias temporalmente deshabitadas. Y todo ello avivado, oportunistamente, por algunos "bomberos pirómanos", que ven en ello un medio para que no resultar "jubilados" antes de tiempo, y consentido por otros "bomberos", que parecen preferir actuar antes con la "motosierra" que con la motobomba.

Así, día a día y casa a casa, el fuego ha ido creciendo hasta afectar también a calles y plazas; a los transportes públicos; a los Super y los Hipermercados..... Y, ante tanta "gasolina" por un lado y tanta pasividad ante el fuego, por otro, este ya amenaza con llegar hasta las mismas puertas de los mismísimos  "cuarteles de los bomberos" ( 1 ) , quienes parecen empezar a salir de su modorra y empezando  a oler el tufillo a chamusquina.

Eso parece, a juzgar por las últimas noticias que, como serpiente de verano se están produciendo en los últimos días, en relaciòn con una extraña convocatoria que se propaga por las redes sociales como si del fuego se tratase, para asediar, sine díe, las Cortes Generales hasta lograr la disoluciòn de las Cámaras y la convocatoria de elecciones generales. Casi na.

Por cierto, que la subversiva iniciativa parece haberse gestado, a puerta cerrada, en el madrileño CSOA "La tabacalera", instalado en un edificio público, cedido a finales de la pasada legislatura, de forma graciosa y temporal, por la Ministra Socialista de Cultura Gonzalez Sinde, a variopintos colectivos de extrema izquierda ,vinculados al Movimiento Okupa, desde donde, en el pasado reciente, se  ha venido dando cobertura a numerosas iniciativas ilegales del "fantasmagórico" Movimiento 15 M . Y estas juergas, como otras tantas, las estamos pagando todos los españoles. Rajoy incluido.
El tiempo dirá en que termina todo esto, que empezó con una simple chispa y que gracias a la estulticia de nuestra clase dirigente, ha ido creciendo a su ciencia y paciencia y que ya amenaza con a arrasar hasta el mismísimo "cuartel de los bomberos" ; quienes, ahora si, parece que empiezan a afanarse en desenrollar las mangueras ; aunque todavía haya algunos "doctores" que siguiendo la teoría homeopática, prefieren seguir enarbolando las   antorchas, como medio de apagar el fuego, por el procedimiento de acabar previamente con todo el material combustible, pensando tal vez sacar algún provecho de la tierrra quemada
¡ Que espectáculo !

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